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Cogollero, su presión crece en el maíz.

Con la incorporación de la tecnología Bt, el seguimiento de las plagas en maíz fue dejado de lado por los productores.

Como ejemplo de ello, el servicio de monitoreo en maíz se cobraba la mitad del valor que en soja, para eventos transgénicos con protección parcial, y directamente no se tomaba servicio con eventos de protección casi total, sostiene un informe del especialista en protección de cultivos, Roberto Peralta Esta etapa particular de manejo de plagas, dice el trabajo del experto, trajo como consecuencia una disminución en el desarrollo de monitoreo y control de oruga cogollera (Spodoptera frugiperda), una plaga de alto impacto en la actualidad en el cultivo de maíz.

 

Con el incremento de la problemática, el control químico nuevamente toma relevancia, añade Peralta.

Para llegar a la instancia de la aplicación, primero hay que monitorear. Por ello, el experto sostiene que el monitoreo de esta plaga debe realizarse en todo el ciclo del cultivo. La razón, explica, es la capacidad de causar daño en cualquier estado de la planta, dependiendo de la fecha de siembra y región.

Generalmente un modo rápido y fiable de estimar la incidencia en el lote, señala el especialista en su trabajo, es contabilizar 100 plantas seguidas y sobre las mismas identificar cuantas poseen daño, realizando esto en diferentes sectores del lote.

Un elemento que agiliza el muestreo es el uso de los “cuenta-ganado”. Con este instrumento se contabilizan las plantas y a medida que se observa una dañada se marca con el instrumento, al finalizar tiene cuantas plantas con daño hay en cien plantas.

También es muy importante observar y cuantificar de algún modo los enemigos naturales de cogollera. Por ejemplo la especie Doru sp. (Tijereta o diablillo) es un importante predador de huevos y larvas en primeros estadios. Otros controladores biológicos de gran importancia son los hongos entomopatógenos, por ejemplo Nomuraea rileyi. En la última campaña, este control fue el gran protagonista, evitando mayores daños en espiga en el norte de Córdoba y otros sectores del país.

Antes de la decisión de aplicar el insecticida, aclara Peralta, la pregunta recurrente es: “¿Cuál es el umbral?” El valor histórico manejado en cultivo de maíz fue de 20% de plantas afectadas, pero en la actualidad, cualquier valor es inútil si no se ubica dentro de una estrategia de manejo con los insecticidas disponibles y los diferentes eventos Bt de cada híbrido.

 

Una vez realizadas estas etapas, es hora de la aplicación.

Según el especialista, una gran diferencia, respecto a los insecticidas, lo han marcado los productos con persistencia. Propiedad que en maíz siempre se cuestionó en etapas vegetativas, por el desarrollo de hojas nuevas posteriores a la aplicación sin protección.

Los productos más utilizados fueron fosforados y piretroides, pero el control de estos a campo no supera los tres días. En la actualidad hay productos que pueden lograr controles durante 20 días.

El objetivo de la persistencia es lograr control sobre nuevos nacimientos, aspecto común de esta plaga en atacar en una misma generación escalonadamente el cultivo, colocando oviposturas durante un período mayor a una semana.

Aquí es donde la persistencia logra un efecto superador en el manejo ya lograr con eficacia el control de nuevos nacimientos a corto plazo.

Es muy importante en el uso de estos productos con persistencia el bajo impacto sobre la mayoría de los controladores biológicos de la oruga cogollera.

A modo de conclusión, Paralta consigna que ante la menor performance de control de maíces Bt en oruga cogollera, más que nunca, deben ser realizados los refugios, por lo menos hasta que sepamos fehacientemente que no son necesarios. De lo contrario se avanzará más rápido hacia la resistencia.

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