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Productos con valor agregado, el desafío de la industria

Por: Marco Prenna, presidente de la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA).

El mercado fitosanitario argentino tanto en volumen, alcanzado 300 millones de kg/litros, como en facturación, llegando a U$S 2.700 millones, se encuentra estable desde hace tres años con una caída del uso del glifosato el cual fue reemplazado por alternativas utilizadas para controlar malezas resistentes y tolerantes que permitan una producción sustentable.

Es necesario avanzar hacia un control de plagas integrado y sistémico que logre mantener las tecnologías y tener un control adecuado del problema.

Nuestras estimaciones indican que aproximadamente el 60 % del volumen de los productos utilizados en la Argentina son de producción local y refieren principalmente a los productos de mayor uso en el país, como por ejemplom el Glifosato, 2,4-D, Atrazina, Dicamba, Paraquat, Triazoles y piretroides.

Desde el punto de vista del usuario la tendencia es utilizar productos de menor toxicidad y de formulaciones menos volátiles, todo esto tendiente a tener más resguardo para las personas y el ambiente.

Asimismo, el rol del profesional, de los colegios de ingenieros agrónomos y de la aplicación de la receta agronómica, constituyen una herramienta esencial para un adecuado uso de las tecnologías.

La Argentina ha mantenido en gran parte su capacidad de abastecimiento local producto de la inversión que han realizado las empresas y la distribución geográfica de las plantas lo que permite tener en tiempo y forma producto de calidad y a su vez independizarse de factores externos como por ejemplo el cierre de plantas formuladoras en China, principal origen de las importaciones.

Sin embargo, la situación económica de los últimos meses ha puesto incertidumbre a las inversiones proyectadas hasta que no haya una estabilidad económica.

Pero ciertamente la necesidad de nuevas formulaciones y de mejorar los procesos de síntesis y formulación de fitosanitarios generará inversiones en equipamientos y nuevas tecnologías en formulaciones y envasado.

A su vez el costo laboral, energético y los temas sindicales, entre otros, han complejizado la actividad de las empresas. En los últimos 3 años han disminuido las exportaciones de productos formulados, las cuales marcaron en 2017 los U$S 265 millones contra U$$ 450 millones del 2015.

La industria local tiene capacidad ociosa que puede disponer para la exportación pero esto supone tener un escenario claro y en este sentido las retenciones a las exportaciones son una limitación.

En el corto plazo se está cooperando en cuestiones regulatorias con SENASA, para ayudar a dar un ordenamiento en temas tales como aplicaciones de fitosanitarios en las zonas periurbanas, gestión de los envases vacíos, etc. Además es necesario evitar la duplicación de registros provinciales de productos ya registrados a nivel nacional.

La producción y el abastecimiento local es estratégica ya que le da mayor robustez al sistema productivo argentino, le confiere mayor velocidad de respuesta, cierta independencia de factores externos y con cercanía con el canal de distribución y usuario final.

La consolidación de la industria es y será un desafío con la visión puesta en producir más insumos con valor agregado en el país.

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