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Por qué es necesario invertir más en la fertilización de los cultivos

Hoy, la fertilización es un factor indispensable para maximizar la producción y el resultado económico en la producción agropecuaria de la Argentina. Aunque sobren evidencias agronómicas y económico-empresariales sobre la necesidad de fertilizar, hoy es frecuente encontrar lotes con dosis de fertilización sub-óptimas o que, incluso, no se fertilizan.

La pregunta es entonces: ¿por qué no fertilizamos cómo debemos?

Antes de ensayar cualquier hipótesis, es conveniente revisar el pasado. Desde 1990 a 2015, la producción de los principales cultivos se multiplicó por tres. En simultáneo, el consumo de fertilizantes se multiplicó más de diez veces: de 300.000 a más de 3 millones de toneladas.

Estos datos simples muestran indirectamente la incorporación de los fertilizantes a los modelos agrícolas de la Argentina. Aunque haya habido progresos notables en los últimos años, el consumo de fertilizantes de la Argentina se estancó recientemente y, como se mencionó, se ubica en niveles menores a los deseables desde el punto de vista de la reposición de nutrientes.

En este sentido, dos de los principales factores, desde mi perspectiva, son: la variabilidad climática a la que está expuesta la agricultura argentina y el régimen de tenencia de la tierra.

La alta variabilidad climática interanual genera grandes variaciones en los rendimientos. Esto sumado a la limitada predictibilidad climática genera gran incertidumbre en los ingresos económicos de los que depende el retorno a la inversión.

Por otra parte, el régimen de tenencia es otro factor estructural que contribuye a explicar decisiones individuales de consumo de fertilizantes. Actualmente, más del 60 por ciento del área agrícola de nuestro país es operada por arrendatarios y con predominio de contratos anuales.

A su vez, puede pensarse que, al igual que con el clima y los arrendamientos, la incertidumbre para la comercialización de trigo y maíz que vivimos en campañas anteriores afectó el consumo de fertilizantes, no sólo por la disminución del área de estos cultivos sino también por su efecto en el nivel tecnológico.

Además de los factores estructurales nombrados hasta acá, existen factores coyunturales. En este sentido, hay tres factores clave: las expectativas de resultados de la actividad, la situación financiera del productor y la relación insumo/producto (kilos de grano necesarios para comprar un kilo de fertilizante).

En campañas con mayores probabilidades de buenos resultados económicos -por perspectivas de buen precio o clima- y si financieramente tiene la posibilidad, el productor tiende a incrementar la inversión en fertilizantes.

Similarmente, las campañas con relación insumo/producto favorable, mejora el consumo. En la campaña 2016/17, el consumo aumentó casi 50% en respuesta a medidas políticas que generaron certidumbre y que mejoraron la situación económico-financiera del productor.

Finalmente, considero también que los niveles de consumo relativamente bajos responden a un desconocimiento o falta de concientización respecto del aporte de los mismos a la producción y a la sostenibilidad. En consecuencia, resulta difícil percibir cuánto se deja de producir o ganar por sub-fertilizar, excepto en casos en que es muy clara la limitación.

En función de los factores analizados, podrían pensarse estrategias que contribuyan a mejorar los niveles de fertilización. Esto es clave dado que como país no podemos permitirnos niveles sub-óptimos de productividad. A su vez, asegurar la máxima productividad y la conservación de los recursos naturales es fundamental para el posicionamiento geopolítico de nuestro país.

A continuación algunas ideas: las acciones tendientes a un manejo integral del riesgo climático podrían incentivar el uso de fertilizantes. La implementación de prácticas o instrumentos que permitan al productor reducir su vulnerabilidad frente a las variaciones del clima y tener más certidumbre respecto a sus ingresos, podrían estimular la inversión en fertilizantes.

Asimismo, la posibilidad de realizar acuerdos de arrendamiento de mayor duración permitiría poner foco en objetivos de más largo plazo. Así, se tomarían decisiones orientadas no sólo a maximizar la producción de la campaña actual sino también a conservar los recursos productivos.

La difusión de información sólida sobre las respuestas a la fertilización y el desarrollo de herramientas de apoyo a las decisiones pueden contribuir a cambiar los esquemas de fertilización actuales.

Nota de la redacción: El autor de la nota es líder de investigación y desarrollo de AACREA.

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