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Ensayo de fertilización nitrogenada en maíz bajo riego. INTA EEA Manfredi

Introducción

La superficie de cultivos extensivos sembrados bajo el sistema de siembra directa (SD) se ha incrementado en forma sostenida desde mediados de los noventa.  El maíz (Zea mays L.) tuvo un rol fundamental en este proceso, llegando a superar los 1,7 millones de hectáreas en el ciclo 2011-2012 lo que representa el 56 % del área sembrada con maíz en Argentina (AAPRESID, 2012).

A pesar de la mejora en la conservación de la fertilidad potencial del suelo por la incorporación de la siembra directa, la implementación de este sistema implica un mayor uso de fertilizantes. Entre los nutrientes esenciales, el nitrógeno es el que con mayor frecuencia limita el crecimiento y el rendimiento del cultivo de maíz. Esta condición ocurre porque la mayoría de las plantas requieren cantidades relativamente grandes de N (1,5 a 3 % del peso seco de la planta) y porque los valores de nitrógeno en el suelo no son suficientes para los niveles de producción deseados.

En secano, esta insuficiencia de nitrógeno (N), se suma a la ocurrencia en diferentes períodos de déficit hídrico, lo que genera como resultado una variabilidad interanual no solo en los rendimientos, sino también en la calidad del maíz. El cultivo de maíz posee alta capacidad para lograr altos rendimientos en grano cuando crece sin limitaciones ambientales, pero resulta inestable frente a situaciones de estrés, especialmente cuando ocurren en el período de floración.

Una solución para superar la insuficiencia de N, es el uso de fertilizantes que genera un incremento en el rendimiento en grano.

En riego suplementario, el cultivo se desarrolla sin déficit hídrico, por lo tanto la respuesta en rendimiento del cultivo a la fertilización y al riego es favorable. Sin embargo, es necesario realizar un uso eficiente de los mismos debido al riesgo de contaminación de aguas subterráneas y por pérdidas de lixiviación. La eficiencia de uso del N por el cultivo, o eficiencia agronómica, depende en gran medida de la dotación inicial del nutriente y de la disponibilidad hídrica.

Los productores de maíz reconocen que es necesario fertilizar en forma adecuada para obtener altos rendimientos; sin embargo, el dilema es encontrar qué fuentes y qué dosis aplicar para lograr buenas producciones.

En este informe se presentan los resultados de un ensayo de fertilización de maíz bajo riego suplementario, realizado por el Grupo de Recursos Naturales y Manejo de Cultivos de INTA Manfredi. Con el objetivo de mejorar el manejo de este nutriente, se estudió la respuesta del rendimiento y sus componentes a la fertilización nitrogenada, a partir de dos fuentes de fertilizantes:

a) líquido 32% nitrógeno (N) y

b) sólido 20% N; 5% P2 O5; 18% K; 2% S; 0,05% B y 0,12% Zn.

Materiales y métodos

El ensayo se llevó a cabo en las instalaciones de la EEA Inta Manfredi, en un lote experimental de riego por aspersión con sistema de pívot central. El híbrido utilizado para el ensayo fue Nidera 7822 HCL MG 1005. Se implantó bajo siembra directa el día 06/10/2015 con una densidad de 10 semillas por metro cuadrado y una distancia entre surcos de 52.5 cm.

Se realizó un diseño experimental en bloques con tres repeticiones, para luego analizar los datos estadísticamente.

 Tratamientos

T1: testigo sin fertilización nitrogenada.

T2: se aplicaron 170 KgN/ha con fertilizante líquido (a); la primera dosis fue de 120 unidades de nitrógeno y la segunda de 50 unidades.

T3: se aplicaron 170 KgN/ha; la primera dosis fue de 120 unidades de nitrógeno con fertilizante líquido (a) y la segunda dosis de 50 unidades de N con fertilizante sólido compuesto (b).

T4: se aplicaron 120 KgN/ha; la primera dosis de 85 unidades de N y la segunda de 35 unidades, ambas con el fertilizante solido compuesto (b)

 Resultados

El rendimiento promedio de 20 años de maíz bajo riego por aspersión en el lote experimental de Inta Manfredi alcanza valores de 11.800 Kg/ha. Como podemos observar en la Tabla 1 el rendimiento de los 4 tratamientos superó al promedio histórico registrado. Es importante remarcar que para este experimento se tomó como premisa que el cultivo no presentara limitaciones hídricas, por lo tanto, la demanda del cultivo fue abastecida por los aportes de precipitaciones y por riego suplementario, manejado mediante balance hídrico.

Todos los tratamientos fertilizados se diferenciaron del testigo (T1), pero no se registraron diferencias significativas entre los tratamientos 2, 3 y 4. El T4 obtuvo esta producción con 50 unidades menos de N. El incremento de rendimiento del cultivo estuvo explicado principalmente por un mayor número de granos fijados durante el período crítico (Figura 2) y en menor medida por un mayor peso de los mismos.

Tabla 1. Rendimiento y sus componentes, obtenidos para los diferentes tratamientos (Letras distintas indican diferencias significativas).

Los datos obtenidos nos permitieron comparar el comportamiento del cultivo de maíz con dos fuentes de fertilización, líquida a base de nitrógeno y sólida compuesta.

Para poder determinar la dosis de fertilizante a utilizar es necesario contar con un diagnostico inicial de fertilidad a la siembra hasta los 60 cm., definir un rendimiento objetivo y medir la evolución del contenido de nitrógeno en planta, con el objetivo de ajustar la dosis de fertilizante nitrogenado a aplicar y otorgar mayor rentabilidad al sistema.

Existen diversas fuentes de fertilizantes nitrogenados y es necesario seguir evaluando las distintas alternativas frente a las condiciones climáticas variables, para poder establecer cuál es la dosis y combinación apropiada con el objetivo de acortar la brecha de producción entre los rendimientos logrados y alcanzables, manteniendo la rentabilidad de los sistemas productivos.

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