Cargando...

Prevención de plagas en el almacenamiento de granos

La prevención de plagas en los establecimientos almacenadores y procesadores de granos constituye una acción vital para evitar la contaminación alimentaria. El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) establece la obligatoriedad de aplicar buenas prácticas de manufactura o de almacenamiento, que entre sus actividades debe contener el control de plagas. Estos procedimientos los elabora y desarrolla la firma privada y son verificados por el Organismo.

A lo largo de la historia, los roedores (principalmente ratas y ratones) han sido un flagelo para las personas. Transmiten enfermedades por la contaminación con heces, orina y saliva que afectan al humano y a sus animales domésticos; provocan daños a equipos, sistemas de riego, edificios, cables eléctricos, aves de corral y más; ocasionan pérdidas que disminuyen la cantidad de alimentos disponibles. En definitiva, son los animales que generan más daño en los casos de pérdidas poscosecha.

Son causantes de enfermedades como peste bubónica, fiebre hemorrágica argentina, leishmaniasis, enfermedad de Chagas, leptospirosis, estomatitis vesicular, salmonellosis, rabia, parásitos, cólera, entre otras.

Los roedores poseen dientes incisivos superiores e inferiores de crecimiento continuo, lo que explica los daños edilicios, de cableado, de cañerías plásticas, etc. En relación a las pérdidas por calidad, sus excrementos y/o restos es motivo de rechazo de mercadería.

Su presencia en las instalaciones de almacenamiento y procesamiento de granos constituyen un severo inconveniente en la etapa de poscosecha, por ello en estos establecimientos se deben implementar programas para controlarlos.

Los programas de control de roedores, aves e insectos están considerados en la implementación de buenas prácticas de almacenamiento y conservación de granos y son fundamentales para prevenir las consecuencias, aún cuando la población sea baja.

En el diseño de estos programas de control deben considerarse algunas características de los roedores, como por ejemplo el aumento de su actividad durante la noche. Sus sentidos son más sensibles y su paladar les permite detectar sustancias tóxicas en los alimentos.

Los programas de control buscan reducir la población de roedores, aves e insectos presentes y/o evitar reinfestaciones. Para ejecutarlos, existen mecanismos preventivos y de control que deben contar con un plan integral de aplicación sistemática.

Mecanismos preventivos

El control de estas plagas se basa en cuatro pilares: impedir la entrada a las instalaciones y edificios; evitar, entre otros aspectos, las pérdidas y/o derrames de alimento que propicien su proliferación; prevenir que haya sitios donde puedan vivir y aplicar tratamientos estratégicos para reducir sus poblaciones.

El establecimiento y los terrenos deben estar libres de áreas de refugio: malezas, arbustos, almacenamiento inadecuado de equipos, materiales no utilizables, presencia de basura, desperdicios y desechos, agua estancada, etc.

La reducción de las fuentes de alimentación evitando derrames de basura y eliminando restos de granos es una buena medida preventiva. Al igual que el mantenimiento de las fuentes de agua que deben estar en buen estado, sin pérdidas, para evitar el estancamiento de agua.

También es importante realizar una limpieza general de materiales, desperdicios y mantener el césped corto en alambrados, en base de silos, celdas y bolsas plásticas; e impedir el ingreso de roedores y aves a lugares cerrados asegurando el cierre de puertas y ventanas. Además de realizar estibas correctas de productos embolsados, sobre pallets y a distancia adecuada de las paredes.

Los mecanismos de control de roedores se realizan con productos químicos rodenticidas (veneno para ratas), su elección depende de aspectos como la palatabilidad, la calidad física de la formulación, la relación costo-dosis-eficacia, su registro en el Senasa y el respaldo técnico, entre otros.

Controlar la presencia de roedores, insectos y otros animales considerados plagas evita que haya focos de contaminación alimentaria en el establecimiento y favorece la calidad del producto.

Compartir: