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Ojito con la bolillera

Los cultivos de verano no tienen respiro. Mientras la escasez de precipitaciones los tiene transpirando e intentando sobrevivir, las plagas están dispuestas a acentuar el daño, y es necesario mantenerse alerta para tomar las medidas necesarias en el momento justo.

En este sentido, el INTA Pergamino advirtió que se están encontrando picos de aparición de polillas adultas de isocas bolilleras en muchas zonas productivas, y en algunas de ellas con presencia de huevos y larvas. Esto sucede en un momento en que la soja de primera es altamente sensible a la pérdida de vainas y granos, lo cual sugiere un grave riesgo.

La bolillera es una isoca típicamente semillera ya que procura satisfacer sus necesidades nutritivas buscando alimentos con elevados contenidos proteicos, explicó el INTA. Prefiere atacar las vainas y granos de soja y de otros porotos de leguminosas. En soja también actúa como cortadora de brotes, pecíolos, tallos tiernos e inflorescencias, así como defoliadora en estados vegetativos avanzados.

El color de las larvas pequeñas es pardo-grisáceo oscuro, y las larvas más desarrolladas presentan una coloración general que varía según el tipo de alimento que estén consumiendo. En todos los casos el cuerpo presenta dos franjas anchas blanco-amarillentas en sus costados, aunque esta no es una característica determinante.

Las características más salientes que permiten identificar fácilmente a este insecto en su estado larval son las de presentar segmentos abdominales bien marcados, con pequeñas verrugas con pelos cortos, no densos, pero gruesos y bien visibles.

Los daños de esta plaga en soja pueden ser serios. Por eso es necesario ser minuciosos con el control para ganar eficiencia.

El INTA sugiere no tomar medidas apresuradas de control debido a la presencia de huevos de bolillera (que son redondeados, de color blanco cristalino, pequeños pero visibles y colocados en forma individual en brotes y pecíolos, y también cerca de las estructuras reproductivas en caso de sojas avanzadas).

Para situaciones de pequeñas larvas y huevos presentes al mismo tiempo, los técnicos recomiendan demorar el control hasta el momento del nacimiento de la mayoría de los huevos, para no tener que repetir la aplicación.

Otra cuestión a tener en cuenta, es tratar de usar insecticidas que tengan bajo o mínimo impacto sobre la fauna benéfica, que funciona como una herramienta gratuita necesaria para no dejar liberado el camino a la explosión de generaciones continuas y superpuestas de esta y otras plagas, favorecidas por la falta de enemigos naturales.

Pero, para el control de larvas de bolillera que se encuentren protegidas dentro de los brotes, situación actual en sojas de segunda, no se dispone de una gran cantidad de alternativas, ya que deben ser aquellas que consistan en un insecticida sistémico o que tenga acción translaminar.

Las opciones disponibles con estas características generalmente no son de poco impacto sobre la fauna benéfica, a excepción de las diamidas antranílicas, productos de última generación, potencialmente residuales y que presentan acción translaminar, así como también por parte del activo Metoxifenocide. Sus usos en soja de segunda serían recomendables fundamentalmente a partir del estado V4-V5 a fin de no perder su potencial residualidad.

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